jueves, mayo 13, 2010

“¿QUIEN ME PRESTA UNA ESCALERA,/


Para subir al madero/ para quitarle los clavos/ a Jesús el nazareno?”, así reza una saeta popular española que quiero recordar a propósito de estos días de la “semana santa”. Una época para aprender más.
He visto en la TV dos importantes programas sobre la crucifixión de Jesús. Y me he puesto a pensar en el propósito de estos programas totalmente científicos donde se explora el hecho de la muerte con la cruz, y cómo fue posible que esta arma romana tan genocida y brutal, pudiera pasar a la historia como el símbolo del cristianismo. Pero además, en los dos programas, estupendos, pude también detenerme a pensar sobre los otros miles y miles de crucificados que ha habido (y siguen habiendo) en la historia de la humanidad.
El castigo mortal de la crucifixión tiene, según han dicho los expertos, más de 3000 años. En la cruz se asesinaron masivamente a los desobedientes de la ley y se los dejaba colgados por razones intimidatorias, para que su cuerpo, expuesto al pueblo, sea el símbolo de lo que podría suceder si pasaba algo parecido a lo cometido por el asesinado en la cruz. Me enteré que la cruz, luego de que fue símbolo de la religión cristiana, fue también arma en países como Japón y la Alemania nazi, que crucificaba a los judíos y los mataba de asfixia. Y no hay que olvidar el terrible y espeluznante capitulo del Ku klus klan con su sentido racista y sus cruces encendidas como en las primeras épocas de los cristianos en Roma, cuando los romanos los crucificaban boca abajo o los quemaban en la cruz.
Todo esto me ha dejado golpeado. La ciencia investiga la muerte de Jesús y cómo se dio efectivamente su muerte, cómo debe haber sentido los dolores, los estragos al estar colgado en una cruz, clavado y esperando la muerte que no llega inmediatamente.
Por ello, cuando uno quiere pensar en Jesús de Nazareth y en su mensaje social; en su aporte enorme para los seres humanos, pienso, como dice Machado: ¡No puedo cantar ni quiero/ a ese Jesús del madero/ sino al que anduvo en la mar”.

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