jueves, marzo 04, 2010

“DICCIONARIO INOCENTE”




Así se llama el nuevo libro de Jorge Dávila Vázquez, el escritor cuencano más completo del país: completo realmente, porque no ha dejado un género literario sin toparlo: mítico novelista, clásico cuentista, estupendo poeta, enorme ensayista, dramaturgo de peso. Además ha pasado por la actuación teatral, sus artículos periodísticos en varios medios de comunicación lo vuelven vital frente a la más fina crítica literaria. Es un gran suscitador de la cultura y un conocedor de la literatura ecuatoriana y mundial con verdadera pasión, porque por años fue maestro universitario y organizador del más importante evento literario del Ecuador: La Bienal de Literatura en Cuenca.
Hace ya unos años nos asombró con su literatura infantil. Sus libros de cuentos para niños extrajeron de Jorge esa vena tiernísima y segura. Ese porte de mago de la palabra, y entregó frutos de verdadera claridad. En Jorge se da eso de que “todo lo hace bien”, y es rarísimo encontrar gente así, porque además de ello es un gran ser humano, un encomiable amigo, de una generosidad inédita, y de una finura en su corazón, singularísima.
Son tantos adjetivos que me salen cuando pienso en él. Y más aún cuando he terminado la lectura de sus poemas para niños y para todos, su bello “Diccionario Inocente”. Con unas ilustraciones bellísimas encargadas por la Editorial “El Tucán” a Camila Fernández de Córdova, el poeta pasa revista por un grupo muy personal de significantes de la A a la Z. Sus poemas descriptivos son bellísimos: “Colibrí, mínimo arcoíris,/ dejas una huella viva/ al pasar por el jardín”, micro poema que me recordó al más naturalista Carrera Andrade. A lo largo del poema se cifran verbos conjugados como “Quédate”, sustantivos tan poco cantados por los poetas como “yacimiento”, “kiwi”, “Ñu”. Dejando también espacio para entablar un diálogo poético con la historia de la humanidad a través de Jesús, haciendo conciencia a través de conceptos ligados a la ecología y despertando una gran dosis de ternura en el lector con bellos poemas como “Hijo” o “Niño”. Un bello ejercicio, a imitar, por el escogitamiento de conceptos y por la búsqueda del significado poético. Un gran trabajo de un gran escritor y de un gran ser humano.

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