jueves, marzo 04, 2010

LEONOR BRAVO



Leonor Bravo es, en la literatura infantil del Ecuador, una suerte de emperatriz progresista. Gracias a ella el Reino de este Género se ha consolidado como movimiento y como obra de una Nación. No tengo miedo de estar exagerando: Leonor es así. No solamente por su enorme labor en pro de la oxigenación a los requerimientos que la modernidad exige para que la literatura de niños y jóvenes se renueve, luego de haber vivido, ella, unos cuántos siglos, subestimada de manera injustificable: la literatura infantil, al menos en este país y en gran parte de América Latina, parece haber considerado al niño, como una suerte de “ingenuo”, “bobo” o “inexistente” frente a la literaturización del mundo.
Leonor ha conseguido ordenar, organizar y justificar el género. El país le debe a ella su más prolífica internacionalización frente a la literatura no solo infantil, sino en general.
Si la juventud “divino tesoro”, se va “para no volver”, Leonor, en el Ecuador, ha impedido que el tiempo haga canas a los cerebros ríspidos. Ha conseguido unir a los escritores del género, dándoles un puesto real dentro de una literatura que, hasta hace muy poco tiempo, se la consideraba un sub género.
Y ya hablando de su obra en si: ella ha logrado insertar en el género la profesionalización de una escritora que ilustra lo que escribe. Y Escribe lo que ilustra. Más tarde recrea los espacios de la “nación pequeña” que tanto amó y defendió Benjamín Carrión, el padre de todo literato nacional, hasta alcanzar una cúspide comunicacional entre el alma máter del lector y la vanguardia renovada del género.
Sus más de 20 libros lo dicen, sus premios, pero sobretodo ese corazón de mandarina dulce que ha logrado escribir aquella página que puede ser leída por cualquiera. Es esa mezcla de sencillez con el peso de la sabiduría. Grande es su palabra. Enorme es su obra y real su emoción.
En ella tenemos una escritora completa y una activista cultural necesaria para vivir tranquilos y, sobretodo, para que los niños que hablan español sean capaces de darle la vuelta al mundo con el motor de las palabras que Leonor ha entregado para ellos.

LOS PLAZUELAS




El libro “¡Plazuela de Quito soy!” de Verónica Falconí (CCE, 2010) contiene ocho relatos con minimalistas y decidoras ilustraciones de Cristian Hervás. En su portada está una foto maestra de Luis Mejía. Su edición sobria nos invita a enfrentarnos a los plazuelas de nuestro corazón.
A la autora le habría gustado ser una plazuela. Y a mí también. Ella y yo vivimos rodeados de antiguos plazuelas. Su padre y el mío vivieron las plazas de Quito, en los barrios donde nacen estos relatos. Cada narración está ubicada en un barrio tradicional de Quito. Allí habitan esos personajes intangibles que han hecho de Quito una ciudad única. Los plazuelas, dice Falconí en su introducción, “dejan repartido su corazón entre calles, escalinatas y quebradas”. Son los dueños de nuestras plazas, de las esquinas de la ciudad y de la añoranza.
Por estos relatos se conocen los barrios de San Marcos, La Marín, El Itchimbia, San Juan, El Panecillo, El Dorado, La Mariscal y Chimbacalle. Por sus páginas pasa lo que vuelve a Quito irrepetible en el mundo: las velas de cebo y los helados de plátano congelado, por ejemplo.
En el relato “Pastas de otro mundo” se describe el famoso episodio del 12 de febrero de 1949, cuando fue incendiada la Radio Quito, por un pueblo quiteño que se sintió engañado luego de la ya emblemática radio novela “la guerra de dos mundos” adaptada a la ciudad, en donde se decía que los marcianos han llegado a Quito y que han empezado a destruirla. Encantador relato. La pluma de Verónica, tan serena y profunda, tan ligada a esa sabia sencillez, a la que se llega solo con la humildad, nos va entregando a Quito, como si la ciudad fuera una caja de sorpresas llena de “ídolos” a los que hay que desmitificar.
Con este libro los niños podrán humanizar a la ciudad, considerarla como un ente vivo, como un recuerdo que es presente mientras se la pueda sentir y leer. El lenguaje no sufre esa postiza subestimación de considerar que la literatura infantil debe entregarse desde lo ramplón, lo fácil o lo ilógico y cursi. En este libro triunfa la pasión, la paciencia y el amor. Y eso es la literatura.
Luego de leerla, entiendo que la plaza donde gobierna Verónica es la plaza de la literatura, en donde el plazuela que añora y que es ha salido a conmover.

“NOS QUITARÁN EL MAR”




La última marcha en Guayaquil, contra del gobierno, solo demostró, luego de tanto esfuerzo en el gobierno y en la historia, que lo que Nebot sueña es con la separación de la ciudad de Guayaquil del Ecuador. Es algo increíble e inconcebible, pero el discurso regionalista y separatista es permanente. La lucha es de Guayaquil vs. el resto del mundo, parece decirnos su alcalde.
Nebot parece considerar que su ciudad es un estado monárquico y que ha llegado un “invasor” que va “a quitarles el mar”. No sabíamos que el mar le pertenecía al señor Nebot, tampoco sabíamos que el mar era de alguien y tampoco que si una comarca con tintes miserables, como Posorja, se volviera Cantón para el progreso, impediría que los “guayaquileños” acudan a sus orillas.
Nunca escuché a Nebot tan perdido, tan iluso, tan sofocado. Nunca lo hallé tan poco inteligente, tan fácil, tan predecible. Es una pena, porque hay que reconocer que Guayaquil antes de los Social Cristianos sí era una cloaca total. Ahora es una cloaca en las zonas periféricas, no más. La regeneración urbana en Guayaquil “no es de todos”, ni lo será, pero al menos, ya se pueden ver las casitas pintadas en las Peñas, aunque todavía una parte de la emblemática loma está como era antes.
Lo que más pena me da es la cuestión regionalista. Imagínense que el señor Nebot puso el siguiente ejemplo, para hacerle notar a la gente que el gobierno “les quitará el mar”: “es como si a Quito le quitaran el Pichincha”. Señor Nebot, si a los quiteños les quitarán el Pichincha no pasaría nada, irían hasta donde el gran volcán se encuentre, así como los guayaquileños siguen yendo a Salinas, pese a que “el gobierno les quitó” su balneario y todo por “hacerle provincia”. Es decir usted, señor Nebot, solo busca el progreso de Guayaquil City y se olvida que el Ecuador también necesita progresar. Yo tenía un mejor concepto de usted, creía inclusive que usted podría ser un buen contrincante para nuestro presidente. Pero usted y Carlos Vera son un dúo dinámico en decadencia.
Qué feo saber que el Ecuador para usted no existe y que a Guayaquil le nació un Ecuador por sus alrededores.

NEBOT




Jaime Nebot convoca a una marcha en Guayaquil. Con banderas celestes y blancas llama a su ciudad a volcarse a las calles para conseguir que el Ministerio de Finanzas regrese al ábaco y haga bien las cuentas. El Ministerio y la colectividad, por su parte, han pedido a Nebot que trabaje con su calculadora a ver si algo falla, porque está más que demostrado que este gobierno, en este año, le ha entregado al cabildo guayaquileño la mayor cantidad de dinero de todos los tiempos. El resto de ciudades de la República están más que conformes con la repartición que Finanzas ha hecho.
¿Qué es lo que pasa con Guayaquil? Bueno, todos lo sabemos. Eso de haberse acostumbrado a hacer las cosas separatista y desligadamente. Eso de maquillar la ciudad, eso de construir barrios lujosos que están cerca de las más miserables periferias. Eso de adecuar una calle céntrica como la 9 de Octubre, con todas las comodidades que la modernidad exige, dejando las cuadras siguientes en el más recalcitrante olvido. Eso de maquillarle al río Guayas con un malecón que desde el Barrio de las Peñas hasta el Palacio es una maravilla de ciudad satélite, estilo Miami Beach (nada guayaquileño), pero desde los barcos turísticos se puede ver la miseria de lado a lado. Vaya modelo de desarrollo: empieza desde San Borondón y no se llega nunca a la Prosperina; se construyen bellos túneles y pasos a desnivel para contemplar los enormes Molls de la ciudad, mientras desde un cerro se mira los cinturones de pobreza de la ciudad. Se pone derecho de admisión en los parques públicos, se purifica el agua en el sector de la riqueza, mientras que los tanqueros siguen llegando a los sitios más pobres con agua.
Algo pasa, señor Nebot, con su modelo de desarrollo.
Una nueva marcha en la que saldrán célebres frases de regionalismo y separatismo. Otra vez usted señor Nebot buscando el liderazgo que nunca pudo lograr en el país porque siempre perdió las elecciones a la presidencia. Y entonces ahí le tiene a su ciudad, dándole toques de carmín, pintándole las uñas, mientras que la pobreza crece y usted se preocupa por ponerle bonita a “las casitas del barrio alto/ con tejas y ante jardín/ una preciosa entrada de autos/ esperando por un Peugeot”, como dijo alguna vez, con sórdida e inteligencia ironía Víctor Jara.

“DICCIONARIO INOCENTE”




Así se llama el nuevo libro de Jorge Dávila Vázquez, el escritor cuencano más completo del país: completo realmente, porque no ha dejado un género literario sin toparlo: mítico novelista, clásico cuentista, estupendo poeta, enorme ensayista, dramaturgo de peso. Además ha pasado por la actuación teatral, sus artículos periodísticos en varios medios de comunicación lo vuelven vital frente a la más fina crítica literaria. Es un gran suscitador de la cultura y un conocedor de la literatura ecuatoriana y mundial con verdadera pasión, porque por años fue maestro universitario y organizador del más importante evento literario del Ecuador: La Bienal de Literatura en Cuenca.
Hace ya unos años nos asombró con su literatura infantil. Sus libros de cuentos para niños extrajeron de Jorge esa vena tiernísima y segura. Ese porte de mago de la palabra, y entregó frutos de verdadera claridad. En Jorge se da eso de que “todo lo hace bien”, y es rarísimo encontrar gente así, porque además de ello es un gran ser humano, un encomiable amigo, de una generosidad inédita, y de una finura en su corazón, singularísima.
Son tantos adjetivos que me salen cuando pienso en él. Y más aún cuando he terminado la lectura de sus poemas para niños y para todos, su bello “Diccionario Inocente”. Con unas ilustraciones bellísimas encargadas por la Editorial “El Tucán” a Camila Fernández de Córdova, el poeta pasa revista por un grupo muy personal de significantes de la A a la Z. Sus poemas descriptivos son bellísimos: “Colibrí, mínimo arcoíris,/ dejas una huella viva/ al pasar por el jardín”, micro poema que me recordó al más naturalista Carrera Andrade. A lo largo del poema se cifran verbos conjugados como “Quédate”, sustantivos tan poco cantados por los poetas como “yacimiento”, “kiwi”, “Ñu”. Dejando también espacio para entablar un diálogo poético con la historia de la humanidad a través de Jesús, haciendo conciencia a través de conceptos ligados a la ecología y despertando una gran dosis de ternura en el lector con bellos poemas como “Hijo” o “Niño”. Un bello ejercicio, a imitar, por el escogitamiento de conceptos y por la búsqueda del significado poético. Un gran trabajo de un gran escritor y de un gran ser humano.

HAITI




Circulan rumores de que el terremoto de Haití fue provocado por un tipo de armamento fabricado con ese fin por el gobierno norteamericano. Cada vez la prensa no alineada a la CNN sigue comentando el asunto. Si fuera cierto estaríamos frente a un nuevo tipo de genocidio. Hemos sido testigos de muchos casos espectaculares de gente atrapada o muerta en el terremoto gracias al morbo de los medios de comunicación. Hemos visto la absoluta devastación de la economía de un país. Pero luego de ello viene lo peor (¿se puede hablar de algo peor?), una suerte de postguerra, una suerte de post-muerte: la ayuda desinteresada de los miles de marinos norteamericanos que llegan a Haití perseguidos por las cámaras de TV para grabarles el gesto solidario, la mueca adolorida y la mano de ayuda para Haití. Sin ningún tipo de dignidad, el país caribeño pasa a ser el “puro” sentimiento de lástima para el mundo.
Yo no estoy de acuerdo con esto. No me gusta que la TV nos muestre un Haití que sirva para sacarnos lástima solamente. Antes del terremoto nadie fue a veranear a Haití, nadie cambiaría la playa de Haití por la fragorosa playa de Miami, donde hay un shopping gigante. Nadie amaba a Haití, y más bien se consideraba un país exótico y hasta anti religioso, anti ético, anti cristiano, con eso del vudú. Ahora todos lo ven y lo alaban, como si no hubiese un muerto malo.
El país con la economía más pobre de América Latina está en un puesto estratégico en el Caribe. No sería nada raro que Haití se convirtiera en una base militar norteamericana. Después de todo ellos los están “salvando” del terremoto. Después de todo ellos llegan a entregarles las vituallas. La TV ha dicho que los marinos norteamericanos han pedido que la prensa “libre e independiente” desaloje el aeropuerto de Haití porque interrumpe sus labores de rescate y de entrega de agua, comida y “amor”. En poco tiempo veremos un gran Mc. Donalds en Haití. En poco tiempo sus playas serán reinventadas y habrá un shopping en donde comprar la camiseta: “Yo estuve en Haití”.
Por el momento me niego a creer que todo lo que sospecho sea cierto. O como diría Gustavo Ceratti: “Despiértame cuando pase el temblor”.

CUENCA Y SU ÚLTIMA GRAN VOZ




La actualísima poesía cuencana vive en las manos de dos mujeres: Sara Vanegas y Catalina Sojos. Dos voces depuradas por el tiempo y las aguas, por los libros, por la experiencia, por el sol que hace amarillear el maíz de lo certero, de lo verdadero.
Cuenca siempre ha sido una ciudad que guarda la fama de sus poetas: allí, en el eco de sus ríos se puede también escuchar a los grandes vates de la patria: César Andrade y Cordero, César Dávila, Efraín Jara, Jacinto Cordero, Alfonso Moreno, Rubén Astudillo. Nombre claves de la poesía de nuestra “Atenas”.
Con la voz femenina el círculo se completa. Acabo de recibir un nuevo libro de Catalina Sojos. Se llama “Escrito en Abril” y es una selección de su poesía, desde sus principios. En 1990 publica su primer libro “Fuegos”, poemario maduro, nada intermitente en los caminos de la nueva poesía de finales de los ochentas. Su obra impresiona a nivel nacional. Catalina llega a la poesía, como los vientos del oriente a los Himalayas. Choca su verso contra la tradición. Ella, nada aspaventosa, le hace un quite al erotismo de moda y sale y triunfa porque su voz es auténtica, como la ciudad en donde nace y vive.
A este libro le seguirán “Tréboles marcados” y “Fetiches”, y más tarde “Cantos de piedra y agua / Láminas de la memoria” y luego su magnífico “El Rincón del tambor”. En este nuevo libro, en donde ella decide ser su propia antóloga, hay un poema inédito realmente importante “Mural”, en donde describe y desescribe la ciudad en donde ella vive. Ella es Ulises y ella mismo es Ítaca. La voz poética de Catalina Sojos es, probablemente una de las voces más universales de Cuenca, porque en ella está impresa la ciudad, está identificado su origen. Y ni de qué decir de su voz poética, de su fino discurso proveniente de la más intransigente inteligencia y la más recalcitrante ternura. Con voces así se hace la patria del lenguaje. Con voces que no se han dejado conquistar por los cánones postizos y urgentes que inventan algunos poetastros inseguros que creen que imitando la “exquisitez” se puede llegar al Parnaso de la poesía. Solo la originalidad nos conduce a la verdad. Nada más. Y Catalina lo sabe, para suerte nuestra y de la buena salud de nuestra poesía.

LOS LOGROS DE LA REVOLUCIÓN CIUDADANA




El sábado 16 de Enero, en la ciudad de Ambato, habrá la gran concentración de celebración por los tres años de la revolución ciudadana. La idea principal es la de mostrar los logros del gobierno en sus metas precisas: la soberanía, el trabajo con los pobres en educación, medicina, seguridad, vivienda y la dignidad. Han escogido a Ambato para esta concentración, porque, precisamente, es un logro de este gobierno el haber ampliado el panorama de lo que es el Ecuador. Los gabinetes itinerantes le han dado otra forma al país. Ya no hay ese centralismo ilógico de antes.
Estos tres años han cambiado a la Nación. Le han dado giros a lo intocable, a lo que estaba lleno de pus o telarañas. Se ha demostrado que el Ecuador era una hacienda feudal antigua, con tendencias neo barrocas y renacentistas, en donde el gamonal dejó asentado su látigo en la ley única. Vivíamos todavía el romanticismo final del colonialismo español, colgábamos en el pecho la inscripción del predestinado religioso. Solo el rico y el de clase media será el que viva con dignidad. Solo estas clases podrán “saltarse” las leyes, podrán buscar “palancas” para matricularse en la vida. Los otros, todos los pobres, estarán al servicio del nuevo Huasipungo. Un huasipungo de 250 mil kilómetros, y con un nombre francés: Ecuador.
Este gobierno nos está enseñando que hay cómo destapar la olla de grillos. Nos está dando esperanza. Nos está moviendo la conciencia, la inteligencia. Estábamos cansados de vivir con el sentido común de los gobernantes que nunca nos dijeron que el País no tenía por qué bajar la cerviz frente a nadie.
Los logros de esta revolución son muchos, se verán con el tiempo, con los años. Eso lo saben los que nunca pudieron tener opción a nada, los que solo pudieron tener acceso al anonimato.
Los logros los sabemos todos, los intuimos todos, pero muchos no quieren admitirlos: los periodistas, los politiqueros, los de la clase intocable que creyeron que siempre las sirvientas domesticas serían inservibles, ignorantes y mal pagadas.
No sé si los logros sean para todos, pero es conocimiento de los logros ya es de todos, indudablemente.

2009: LO MALO, LO BUENO, LO FEO




Tres momentos del 2009 que se ajustan a los adjetivos del título:
Lo Bueno: La lucha del gobierno a favor de los pobres. Los pobres nunca han tenido voz ni la tienen hasta ahora, en los medios solo se escuchan las voces de la clase política, media o alta. Los pobres están en sus barrios, ahora tienen acceso a vivienda, a educación gratuita y a la salud. Son el respaldo del presidente que ha ganado todas las elecciones porque ellos se sienten respaldados. Solo por eso, yo, a nombre de los pobres, agradezco a este gobierno. La mayoría del país vive en la pobreza, son millones que están ansiosos de tener dignidad, los pobres no son una estadística, solamente, son una realidad. Este gobierno no trabajará para la clase media, menos por la alta, lo hará por los pobres, por eso no avanzamos a ver ese trabajo.
Lo malo: La muerte de Jorge Enrique Adoum. Aunque la muerte no puede ser mala, porque es parte de la naturaleza, el Turquito se nos fue llevándose la gloria, como siempre, tardía. Además mucha gente se aprovechó de esto para congraciarse con el muerto, luego de que en vida lo llenaron de improperios por esas envidias gratuitas que se dan entre los artistas. Adoum fue y es el más grande escritor de la segunda mitad del siglo XX en Ecuador. Su legado es realmente importante.
Lo feo: Los hermanitos del presidente (nadie escoge a la familia, pero el caso Fabricio Correa es de record mundial en hermandad. Qué hombre para desagradable, para oportunista, qué folclórico, afirmando que es el hermano mayor, como un Abel subdesarrollado. En realidad, qué hombre más feo. Pero si vamos por ahí, fíjense en Jorge Ortiz, trabajando para el imperio del jefe; en Carlos Vera, con la herida latente, creyéndose el dueño del periodismo. Tanto ejemplar feo que se opone al cambio. Hablan siempre de renovación, pero a la hora de hacerlo, “preferirían no hacerlo”, como diría el emblemático Bartleby, de Herman Melville.
Para el 2010 no pedimos que no haya feos, ni malos, solo que haya menos. Pero eso es mucho pedir, entonces que con lo bueno, lo malo y lo feo se opaque un poco. Eso no más…

FUERA DEL AIRE




“Teleamazonas” salió del aire. “Teleamazonas” volvió al aire. Parecía un mito, resultaba casi imposible que, en este tiempo, un canal de TV sea “topado” en este país. La razón es porque ellos siempre han sido el primer poder del Estado, tienen el control de las conciencias. Por ejemplo, los medios se han jactado de las grandes movilizaciones para “botar” a un gobierno. No solo los canales de TV, la prensa y la radio también han hecho lo suyo. Y más en este país donde hay las monarquías televisivas con un rey poderoso y millonario que auto dirige la señal televisiva por sus intereses económicos.
Aquí la mayoría de los medios de comunicación son un negocio rentable de impresionante capacidad. Eso es la libertad de prensa de la que tanto hablan (una libertad de empresa).
Por ello, parece leerse que, todo debe tener ley, menos los medios de comunicación. Pero ya era hora de demostrarles a los medios que la ley es para todos. Que no es cuestión de ampararse en la ética que no siguen. Los periodistas, dicen los defensores del gremio, se “guían” por una serie de códigos que solo ellos los tienen y que solo ellos pueden optar. Es como un juramento de Hipócrates, pero más fuerte, más duradero: es una ética que se va dibujando, como si se tratara del Espíritu Santo, pero más tangible; es como si se tratara de un tumor, pero menos dañino. Es decir, los periodistas son “perfectos”, porque tienen una moral fuera de ley, una ética fuera de proyecto. Es algo que sale con espontaneidad, es como el “aura”: está nomás sin que nadie se proponga que esté. En definitiva, el periodista, según parece, no se hace, sino que nace. Está predestinado por la ley divina de ellos mismos, para hacer y deshacer el mundo.
Me alegra mucho que este gobierno esté enseñando a los antiguos gamonales de conciencias que la ley se hizo para todos, inclusive para los provistos de genialidad, para los portadores de la verdad, para los “periodistas” que solo creen en sí mismos y en sus intereses.
“La noche buena se viene, la noche buena se va…” Y nuestra verdad se irá, pero los medios se quedarán.

¿LOS ANIMALES Y LOS PERIODISTAS SON LOS ÚNICOS QUE PUEDEN VIVIR SIN LEY?




Mi primera carrera es el periodismo. Soy Licenciado en Ciencias de la Información. En ella aprendí que los periodistas tenemos ética, pero no ley. Es decir somos algo así como “los chichos súper poderosos”. Es por lo de la “libertad de expresión”, pensé. Luego de cursar los años universitarios, trabajé en un medio de prensa, en la planta, haciendo el papel de reportero. El diario siempre tenía “otras intenciones” aparte de informar. La intención mayor es siempre estar en contra del sistema, y eso está bien, es la misma función que tienen los artistas: y por esta función Platón no sabía qué hacer con los poetas en su República perfecta. Hasta ahí, todo perfecto, aunque no tanto. El periodismo informa, pero para ello debe haber una norma, una ley, un acuerdo. La ética no es suficiente. No hay ley para la mala ética. Y como la ética y la moral son naturales (o religiosos, que más da), entonces se degradan.
A los tres meses dejé el trabajito en el diario y me dediqué a escribir para otros medios escritos a nivel editorial, me fui con mi “libertad” a otra parte.
Vivir sin ley es vivir en natura. Y en un país acostumbrado a la corrupción, vivir sin ley, es algo así como entregarles ametralladoras a todos los reos de la penitenciaria más peligrosa del mundo. Decía Maquiavelo que “el hombre es malo por naturaleza”, y yo le creo. Y también creo que la ley es la única forma de enderezar los entuertos. La historia de la humanidad nos ha confirmado el hecho. Nadie vive sin ley. Ni esos reyes medievales. El hombre es el único animal que se va en contra de su propia naturaleza. Y claro, la naturaleza del humano es irse contra la ley. Pero si no hay ley, el resultado es aún más maquiavélico.
La ley de comunicación es indispensable para la convivencia. El primer poder del Estado es la prensa, eso lo sabemos todos, ellos han vivido un libre albedrío de irresponsabilidad asfixiante. No se puede concebir que la libertad de expresión sea la ligereza del insulto fácil, los periodistas tienen responsabilidad con los hechos comunicativos, con nada más. El otro lado de su responsabilidad es individual, no es colectiva.

LA FIESTA DEL GENOCIDIO



Al fin se han terminado las fiestas de Quito. Extrañas fiestas y desatinadas fechas para que una ciudad de más de 2000 años de historia celebre con bailes y toros. Digo que me resulta extraña la fiesta, porque hace 475 años, Sebastián de Benalcazar fundó, en esta antigua urbe del centro del mundo, una aldea española, pero para ello utilizó la muerte y la violencia. Se borró a la ciudad antigua y entonces en el 6 de Diciembre se recuerda la imposición española sobre la historia nuestra.
Considero una fiesta tan ilusa como que América festeje el 12 de Octubre. Pero hay más, en estos días de fiesta, la gente se vuelve, extrañamente, cultor “exquisito” de las ferias taurinas, entonces la España conquistadora se hace eco en los ecos del ¡Ole! y en los “soles” y las “sombras” de la plaza de toros. Las familias quiteñas que todo el año salen a la calle y se enfrentan al sol de todos los días, en estos días de feria, solo en estos días, deciden taparse la mollera con unos sombreros “cordobés”, y solo en esos días deciden tomar el vino en una bota de cuero de vaca, made in china. Y solo en esos días, los quiteños de sepa tienen más sepa que nunca. Ahora son de sepa española, como la buena uva y la carnosa aceituna. Solo en esos días les sale el acento de las “eses” y luego, cuando optan, solo en estos días, por comer comida española, porque parece que el sentido del gusto cambia neurológicamente, comen “tapas” de mariscos que en otras ocasiones no han comido o les ha parecido horribles, pero ahora ya no. Ahora tienen en su sangre un espíritu castellano. Luego, más tarde, cuando la comida ha pasado por la digestión, deciden tomarse unas sidras y unos “Jerez” e ir de copas a un tablado inexistente, en donde canta y baila un bailaor y una bailaora lanza como una lanza su tono andaluz, entonces las quiteñas españolas que a partir del 7 de Diciembre ya serán solo quiteñas, comienzan a mover los brazos y los dedos, imitando un baile andaluz, sin saber siquiera donde está Andalucía. Y, desde luego, sin saber bailar.
Resulta gracioso que en una ciudad bella y mágica como Quito, se celebre el genocidio de España, y luego, se celebre el genocidio de los animales en una copia moderna del Coliseo romano.

LA BELLEZA DEL SENTIR



La televisión pública (Ecuador TV, UHF Canal 48) debe ser, actualmente, el medio de TV con más programación nacional. Casi una veintena de programas salen al aire concebidos y realizados por productores nacionales. En este medio casi es nulo el “tijeretazo” fácil de una programación chatarra, o la compra de productos extranjeros que comercialmente son tan rentables como pésimos.
Uno de los programas que más me atraen es “La Belleza del Sentir”. En un formato nada aspaventoso, con una producción ligada a la obra artística, este programa ha presentado a los más importantes escritores vivos del Ecuador. Al principio puede parecernos un documental, pero también es un pequeño corto, con gran ambición cinematográfica, producido por Cristian Londoño, joven poeta y estupendo cineasta. Sabe fusionar con proyección audio visual, la literatura con la imagen. Consiguiendo un producto de alta calidad. Además los escritores que ya han salido en el programa (y que pueden ser vistos en la página web del canal (www.ecuadortv.ec) son realmente de altura. Desde nuestro querido Jorge Enrique Adoum, pasando por los grandes nombres de la narrativa: Alicia Yánez, Jorge Dávila Vásquez, Raúl Pérez Torres, Eliécer Cárdenas, Abdón Ubidia, Lucrecia Maldonado o los poetas Carlos Eduardo Jaramillo, Fernando Cazón Vera, Ana María Iza, Catalina Sojos, Iván Oñate, entre otros. Se han producido ya 24 programas, en dos temporadas, que podrían ser publicitados como una serie audio visual de literatura ecuatoriana, inclusive para estudiar en los colegios y en las universidades a los más importantes y reconocidos escritores del país.
Por suerte “La Belleza del Sentir” continua, con una tercera temporada de 12 programas donde seguirán apareciendo otros nombres de la literatura del país. El 10 de Diciembre comienza esta temporada. Ha sido un honor que quien escribe el presente artículo inaugure esta nueva serie.
Este programa es un hito, un ícono de la televisión, por ser un animal bello y terrible, en donde se conjuga todo lo que hemos pedido a gritos a la televisión nacional: calidad, contenido y estética. Un programa con todas las de ley.