sábado, octubre 31, 2009

GUAYAQUIL: UNA SEMANA DE POESIA




La semana pasada (del 31 de Agosto al 5 de septiembre) viví un tiempo repleto de literatura en la ciudad de Guayaquil. Momentos intensos antes de incorporarme a las labores educacionales y dar por terminadas mis vacaciones.
Un encuentro de voces poéticas (De “Vos a Voz”) organizado por la Casa de la Cultura y EL ANGEL Editor, un encuentro de literatura (“Encuentro de Almas”) organizado por la Agencia Literaria “El Conjuro” y el lanzamiento del libro de poesía “La voz Habitada”, libro publicado el año pasado por El Ángel y Editorial Eskeletra.
Fue una semana de mucho corre corre y grandes encuentros con los amigos.
En el primer acto realizado en la Casa de la cultura Núcleo del Guayas, y gracias a la agilidad desburocratizada de la presidenta del Núcleo, Rosa Amelia Alvarado Roca, ella también poeta y una gran dama de la cultura, el acto tuvo mucho éxito. Nos encontramos con poetas de Cuenca, como Sara Vanegas; Maritza Cino y Sonia Manzano de Guayaquil; Edgar Allan García, esmeraldeño, radicado en Quito y cinco de los poetas del libro la Voz Habitada: Julia Erazo, Carmen Inés Perdomo, Carlos Garzón y Ana Cecilia Blum, que coincidió su viaje a Ecuador con la intensa semana, ya que actualmente radica en los EEUU. Una sala casi llena y un gran ambiente de apreciación hacia la poesía fue lo que reinó en ese lunes de mucha expectativa.
En el Encuentro de Almas, como denominaron sus organizadores a la cita literaria en Guayaquil del 1 al 5 de Septiembre intervine leyendo poesía junto a nombres importantes como Ana María Iza y Simón Zavala, además me uní a un homenaje que hizo a Jorgenrique Adoum y tuve la suerte de presentar la reedición impecable de su “Mayo del 68 (¿Siglo XXI?)”.
Y por último, el día viernes fuimos partícipes de un hermosísimo acto en El Centro Cultural Libertador Simón Bolívar, en pleno malecón 2000, al lado de las Peñas. Presentamos el libro “La voz habitada” teniendo como padrino al gran poeta lojano radicado en Guayaquil, Carlos Eduardo Jaramillo. Un hermoso acto en un lugar realmente monumental.
Digna forma de terminar mis vacaciones y volver a la cotidianidad. Siempre con la poesía como un faro en la bahía de mi vida.

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