domingo, septiembre 20, 2009

LOS DIEZ VERSOS QUE DIBUJAN A “MAYO DEL 68 (¿Siglo XXI?)” de Jorgenrique Adoum



(Texto de presentación del poemario de Jorge Enrique Adoum)

El Poema Mayo del 68 (¿Siglo XXI?) es un estupendo poema de amor, empacado en ese contexto, casi cinematográfico, en donde un hombre está amando, mientras la ciudad se mueve, se agita, se revoluciona, como nunca antes lo hizo.

La voz poética de este emblemático poema de Jorgenrique Adoum es un grito silencioso, que no se deja notar, porque no hay a quien gritar. Ella, la sombra de esa voz femenina que se siente en el poema está lejos ya. Se ha ido, Y París y la voz poética enamorada se han quedado sin ella. Mientras que la ciudad vive uno de los más bellos procesos de la historia: el famoso mes de mayo de 1968, en una ciudad a la que el mismo Jorgenrique Adoum califico como “morgue de lujo”, en donde no pasaba nada. Ni siquiera “la línea equinoccial”, entonces la vieja Paris un día decidió volcarse, refundarse, discurrirse. Y allí estaba el poeta Adoum, trabajando, en esa época, en una de las oficinas de Radio y Televisión de Francia (ORTF). Allí estaba él, triste, porque una mujer se había marchado de París, según él mismo lo ha confesado: “Este texto no fue escrito en el momento del entusiasmo o de la alegría, lo escribí cuando pensé que el movimiento pareció no haber servido para nada. Además coincide con la partida de una mujer a la que yo quise mucho. Tuvo que viajar a la Argentina y no pude disfrutar con ella esos días. Por eso el texto comienza: “Nuevamente como Adán cuando aún tenía impares las costillas/ se me ha vuelto a llenar de libros la mitad de la cama”.
En la época aquella, justo en el año aquel, las circunstancias del poema no eran las de retratar a Paris y a su postura revolucionaria, o también, pero no era lo primordial, o tal vez, pero no fue así. Ni era tampoco, la de salir, la de pintar un grafiti, la de vivir el momento con tensión y pulso. Eran tiempos, más bien, de derrota y de poesía. La revolución la hizo Adoum con las palabras, y con sus versos vivos, que se han quedado en las paredes de quien lo hemos leído y lo seguiremos leyendo con fruición verdadera.
En medio de la revuelta de Mayo del 68, en ese clima de abrazos, de gritos, en el que los desconocidos se hicieron amigos de los otros desconocidos, los autómatas que cruzan las calles sin ver a los otros, ahora se habían dado cuenta que los otros también existen, que son parte de sus sentidos, que están y que, en ese caso, querían lo mismo.
Jorgenrique siempre dijo que el clamor de la huelga en Paris del 68 fue “Prohibido prohibir”. Allí estaba la riqueza de aquel momento, en saber que lo prohibido era lo hermoso, y que lo verdaderamente prohibido es solo lo imposible. Una época en donde todo se paralizó, en una ciudad como Paris, conseguir esto era casi una cuestión imposible. No funcionaba el Metro, se cerraron escuelas y colegios, los trabajos en general se habían suspendido. Pero, por el otro lado, la policía también había contribuido a fomentar el miedo. Aunque el miedo siempre, o casi siempre, es el primer paso de la libertad.
El poema Mayo del 68 (‘Siglo XXI?) y Agosto es el mes más cruel conforman el pequeño libro conmemorativo, publicado por editorial “Archipiélago”, en versión bilingüe, traducido por Nicole Rouan, editora siempre exquisita de la obra del maestro Adoum.
El libro fue impreso como texto separado exactamente a los 40 años de mayo del 68. En el 2008 volvieron a cobrar fuerza los dos poemas, escritos en 1968 y publicados por primera vez en el libro “Curriculum Mortis”, uno de los libros de poesía más importantes de Jorgenrique Adoum.
Cuando le preguntaron al poeta qué queda de aquel tiempo, él responde: “Si hubiera que resumir en una palabra, yo diría que queda la esperanza”.
Y además, y por suerte, a nosotros nos queda mucha literatura, y, claro, justo este libro, y de este libro, el primer poema. Un bello poema de amor, rodeado de la atmósfera de aquel momento. Un poema cinematográfico.
El poema está escrito con versos largos. Cada uno de ellos es casi un epigrama. Diría que Adoum quiso utilizar esa secuencia del “grafiti francés”. Aquella de:

- Corre, camarada, que lo viejo te persigue.
- El estado es cada uno de nosotros
- Seamos realistas, exijamos lo imposible

Los famosos grafitis que dieron la vuelta al mundo, amparados en un contexto de cuento postmoderno.

Del primer poema he escogido versos preferenciales de Jorgenrique. Versos que leídos así, solos, sin el andamiaje de un poema, pueden ser percibidos con la misma fuerza y exquisitez que en el contexto general de un poema: en una blanca pared.
Como tratándose de una película, la edición de una antología de versos que nos resuma su fuerza, que nos dé a entender la misión de un poema. Esa comunicación, ese secreto ininteligible de la poesía. Ese misterio del que Octavio Paz tanto hablo solamente para dejarnos en la misma vereda del misterio: en la poesía.

He aquí los diez versos de Adoum:

1. Nuevamente como Adán cuando aún tenía impares las costillas

El Génesis del poema es el símbolo del Génesis. Una voz poética completa, pero sola, Porque solo en la soledad uno está completo: el amor nos incompleta, el amor nos divide y nos vence. En este poema donde el amor no triunfa, porque no hay un gran poema en el que triunfe. Ariadna y su hilo laberíntico es la excepción más bella y difícil de una historia de amor.
En París, mientras se escucha el grito de triunfo, la soledad de la voz poética es una derrota a sí mismo, así, juntando las costillas del mito hebreo y esperando que la mujer se haga, se recree, se junte.

2. Tú hablabas de la doble soledad de no poder estar sola

Ahí está el encuentro. Ahí la profecía. Ahí ya se juntan dos vidas, dos seres, dos manifestaciones, que saben, que están seguros que en el amor, siempre hay soledad. Y que en la soledad siempre nos volvemos profetas de una soledad más sola, de una soledad más sentida, que es sabernos solos en el montón. En el ruido de París, donde el mundo entero estaba junto.

3. Ahora no hay más solo que yo, tal vez Caín con su guitarra

Otra vez el mito hebreo. Otra vez la soledad de la voz poética. Imaginemos al hermano asesino más famoso del mundo tocando una guitarra, como sinónimo de compañía. Como desfachatez. Como ser feliz, o mejor, utilizando el otro verbo: como estar feliz si no tengo con quien compartir el hecho, si no puedo compartir el hecho. Si la causa y el efecto siempre serán efecto y causa de lo mismo. Entonces es mejor solo, porque en la soledad es más fácil creer que el oro esta feliz. Siempre más feliz que el uno.

4. …las armas de la crítica pasan por la crítica de las armas

Verso para estar escrito en las paredes de París, hace más de 41 años. En esa soledad, en esa tristeza, el agresor, el agrio zumo de la policía, de lo oficial, frente a los estudiantes que hicieron barricadas en Paris para librarse de las bombas del oficialismo, mientras la Sorbona estaba llena de hombres y mujeres que querían vivir su soledad con dignidad. Al menos eso. Y eso es mucho, y eso es bastante. Y eso es todo.

5. Me duele no estar herido de odio oficial sino de adioses

Verso clarísimo que justifica que el eje del poema es la historia de amor no hecha, no consumada, apenas explorada más con el sentido, con la trascendencia. Amar, mientras el mundo explota, amar mientras se cambia el sistema, amar mientras que arregla el mundo. El odio oficial no era tanto como el dolor de no haber podido amar.



6. Mientras tanto el otoño te empujaba hacia mí con hojas en el pelo

La añoranza, el recuerdo, y la poesía verdadera. La poesía con toda la técnica y toda la lírica y toda la carga de significaciones. La poesía con todo. Rompiendo los muros, quemando las naves, cercenando a la historia. La poesía es lo que queda. La poesía es lo que importa. El pretexto: París, una mujer ida para siempre. Una voz poética solísima y el amor en todo esto, mezclando el medio ambiente con su carga de pájaros.

7. La muerte es necesariamente una contrarrevolución

Otro verso grafiti, otro verso que no contrarresta al amor, que no se aleja de la soledad, del frío, de la desesperación. Que no se aleja tampoco de Mayo del 68, de sus disturbios, de sus entretelones revolucionarios, con poca sangre, pero sangre al fin.
El mismo Adoum nos dice en otro de sus grandes poemas “El amor desenterrado”: “Hacerla el amor igual hacerla morir”.
He ahí el fundamento de la vida. El símbolo real del amor y la muerte.

8. …la poesía, o sea la verdad

Bello verso-hemistiquio de Jorgenrique. Solo la poesía, lo demás es un pretexto, una alegoría. Todo se olvida, solo se queda el poema, la anécdota es una condición del texto que no hace falta saberla. La poesía se deja mirar sola, como una roca en mitad de la playa, que antes pudo ser una historia de amor. Y de hecho creo que debe haber sido, una roca en la playa, una historia de amor.

9. Solo la verdad es revolucionaria

Otra frase de grafiti. Otra frase sentenciosa, severa, contundente. Un verso de esos decidores, sin caer en la interpretación. Ni siquiera el amor es revolucionario. Solo la verdad, aunque el amor sea verdad, pero no siempre es duradero. La chispa del amor se acaba y el amor era un tiempo, una época, una estación. O como diría Adoum: Era el otoño.

10. Tal vez de tanto tocarte te he envejecido un poco

En este verso se deja ver el tiempo, la lucha con los sentidos, con la exploración de su recuerdo. Difícil que el amor dure eternamente. Eso está bien para un cuento de hadas. El amor es revolucionario, siempre y cuando no se nos borren las caricias, los besos. Pero es imposible aquello. Es difícil no ser sin ello. El envejecimiento de la voz poética por consecuencias táctiles es una hermosa metáfora del olvido.



Este par de poemas nos llevan, entonces, no a una época, si no a una historia que es la de los hombres y las mujeres del mundo. Y de eso está hecha la poesía también, además de las palabras. Y de esa llama encendida que nos dejó el turquito. De esa llama que el maestro Adoum nos regaló. Y que es indescriptible, impredecible, inmune a nosotros. Como Dios, eso, como Dios, así es la poesía.

Ni más ni menos.



Xavier Oquendo Troncoso
Quito, 31 de Agosto del 2009

sábado, septiembre 19, 2009

Presentación de La encarnada poesía de Neli Córdova Neli



La palabra del poeta siempre será y es errante, se nutre y vive en los márgenes y desde ellos se transporta a un no-sitio, en un no-espacio. Relievo la negación porque el oficio, como lo dijo el gran César Dávila Andrade, es una experiencia imposible, y no por ello menos real.
Lo hago porque, en ocasiones, se confunde al poeta con un mero descriptor o repetidor de la realidad, como si existiera así en mayúsculas, mas, la irreverencia se da en el momento en el cual el poeta crea “su” universo, siempre inarmónico, siempre fragmentado; nunca buscando completar algo porque no hay nada que completar en una existencia bullente, cambiante, laberíntica.
Desde esta perspectiva, entrar en La encarnada se convierte en un deleite, en un permanente asombro, en una huida y un encuentro con un yo poético que espera, que aguarda por su destino y que se rebela y se encuentra, y al hacerlo deja en el polvo del tiempo versos intensos, de fuego y puños cerrados.
Les invito, pues, a un viaje por La encarnada, aquí se irá descubriendo algo de su valor, más que conceptualizando fríamente la poesía de Neli, que de eso ya se han encargado, con más o menos suerte, los críticos y sus criterios pueden leerlos en el libro que estoy presentando. Lezama Lima aseguraba que definir es cenizar, y lo que menos quiero ahora es eso: matar las infinitas posibilidades de lectura de un poema. Más bien quiero recalcar que esta poesía, la de Neli, nos acompaña, nos cobija con su dureza y nos conmueve con su equilibrio, que no termina ni se limita en la conformación física y estética de las palabras en el papel, cuestión ya ejecutada por Apollinaire y tantos otros; tampoco se agota en los versos puestos en negritas que dan nombre a cada poema y son, al mismo tiempo parte de ellos; ni en el hecho de que la unión de los títulos del índice conformen un poema, y, finalmente, tampoco en la creativa utilización de los hemistiquios. Quiero decir que todos los elementos que he nombrado carecerían de utilidad, o se quedarían en el simple placer lúdico de intentar ser diferente, si no fueran acompañados del fuego que late en cada verso de La encarnada; que sobrepasa la novedad y se instala en un lugar fuera de la historia, fuera del tiempo, para ser gozado, disfrutado, sufrido y bebido por los lectores.
Tampoco puedo decirles de qué trata el libro, típica pregunta que busca encasillar, limitar y etiquetar a la poesía, que precisamente es lo contrario, un canto a la libertad.
El poemario tiene dos partes: 1) ala y gris , 2) ala y púrpura.
Y comienza desde la devastación, desde la certeza de que la incertidumbre es el único sino posible, más allá de teorías o verdades establecidas, nos queda la nada. Así:

añejar besos entibiar rosas trigos mares
nos pertenece ‒ nada
ni altares dentro del cuerpo
encantado pedestal luz diamante
coloración mágica de piel
ni el recuerdo
busca el verdugo nuestro cuello como si aún
estuviéramos colgados
en viejas rocas en secos árboles

Devastación que empieza por el yo poético, por esa encarnación furiosa pero consciente, que mira desde una oscura lejanía el mal que se acerca y la consume:

libando de mi boca se sientan sobre mis ojos
vierten salmuera en mi garganta calcinada
ven revolar mi nombre
de pasajera extraña
me increpan me lapidan

Y continúa la clausura de cualquier esperanza fácil porque el yo poético ha entendido, más allá de las quejas y remordimientos, cuál es la vana sustancia de la vida: Y dice:

nadie brinda
nadie canta
nadie duerme
nadie levanta su cabeza
nadie mira el amanecer

Y al decirlo hace más que describir; apunta y dispara al centro mismo de la vida contemplativa, acertando con esos versos y haciéndonos tragar seco, reconocernos y apabullarnos en este amanecer, levemente visible, que se esparce en estos versos y busca una salida, un abandono, que precisan una caída para levantarse con más fuerzas y volver a tropezar.
Precisamente ese nadie, que no tiene carga peyorativa ni falsamente exclamativa, sólo precisa una verdad, remarca el cúmulo de soledades; sin embargo, se mantiene en la cuerda floja, a pesar de todo, camina, cree, avanza. En esa cuerda floja que subyace en la nada, en una nada existencial y a la vez ínfima:

en el centro del mundo no hallo
tumba vacía
nadie en mi delirio
este vacío no es solo vacío
es un sucio en ojo vacío

Al principio señalé que la poesía de Neli no quiere descubrir ni enmarcar ni describir la realidad; al contrario, como en toda poesía, lo que se busca es desprenderse o más precisamente encarnarse; cuando la carne es mucho más que la piel y se convierte en la metáfora del no ser. Y el yo poético, a esta altura ya profundamente intenso, dice:


nervios desatados gritos inútiles
enfermo animal no recobra su sentido
todo herejía / todo secreto camino a la verdad cerrado
nadie quiere estar contigo conmigo ni consigo estar


La poesía no puede compararse con ningún otro discurso, con ninguna voluntad únicamente comunicativa. Entonces el yo poético se confiesa y señala cuál es su no sitio, su espacio de defunción y agonía:

saqueador asola
quitaron de nuestra boca frescura uva arrozales sabor
nada conmueve al adicto mundo en agonía

En ese contexto, la pregunta de la poeta es válida:

a qué infierno a qué frontera va nave perdida

Infierno, frontera, ambos desarticulados, difusos, acogen al navegante, sin certidumbres pero firme hasta aquí, como en otros anteriores libros poéticos de Neli. Ante la imposibilidad, y pese a todo, el yo poético no cae en el cinismo ni en el hermetismo vacuo, intenta salir, se revuelve, busca en el recuerdo, se humaniza en él, y a la vez acepta el movimiento, la sinuosidad:

para qué guardarlo intacto en mi memoria
si él viene a mí sin él

A mi juicio estos dos versos son clave en el poemario, prefiguran la imposibilidad de aprehender una realidad y también señalan el artificio de la palabra y la relación con el poeta, que, en este caso, cultiva y desafía el statu quo y se atreve a crear desde su disposición en el mundo, desde la inquietud que subyace en su espíritu. Y como los poetas comparten una memoria colectiva, sus versos y sus preocupaciones están ligados a un imaginario que traspasan el tiempo y a la historia y se instalan en un cambiante firmamento; los versos antes mencionados trajeron a mi memoria otros, de otra gran poeta, la cubana Nancy Morejón, que en su libro Mutismos dice: “No hay esperanza. No hay dolor /Soy sin mí”.

Hasta aquí la primera parte, la evidencia, el reconocimiento; ahora comienza la transformación con la segunda parte del poemario: ala y púrpura.
El poeta Juan Gelman suele decir que la poesía otorga preguntas no respuestas, es decir, es un campo virgen por el cual camina cada lector. Y Vicente Huidobro anhelaba “que el verso sea como una llave/que abre mil puertas”.
De ahí que el yo poético de Neli hable de alguien que la ha despojado, la ha quitado, la ha violentado, sin describirlo. Y se habla de fragmentaciones, de rupturas, del curvilíneo camino de la estancia. Pero ella, La encarnada, está viva, cruelmente viva:

cabezas picoteadas por águilas inventan inmensa puerta
casa soledad para la encarnada la que regresa
la que respira aún fruta vana la única sin nombre
perenne sin perdición tiene estrías guardadas
en estío

En este punto cabe resaltar la intención de la poeta: el crear un universo particular, tanto en el fondo como en la forma, sin artilugios ni baratos juegos de espejos. La poesía de Neli reclama un lector activo, que responda y se conmueva. Porque este poemario combina el sentimiento con la razón, con la estructura de una compleja red visual y sensorial. El poeta español José Bergamín solía aconsejar “ser apasionado hasta la inteligencia”. Y Mario Benedetti añade: “ser inteligente hasta la pasión”. Estas dos cualidades se riegan por La encarnada, sobrepasan la mención de la originalidad, y se instalan en el centro del lector, para removerlo e instarlo a leer, a sentir, y de cierto modo a encarnarse. La poesía es revelación y en esa revelación debe estar presente el lector, uno libre, despojado, sin prejuicios, únicamente dispuesto a dejarse llevar por estos poemas encarnados.

Menciono esto porque la primera lectura de La encarnada deja rastros de una particular musicalidad que inquieta, te hace pensar. Las lecturas posteriores afirman a la primera y dejan ver los elementos ya enunciados en este comentario, dispuestos casi matemáticamente y desarrollados a lo largo de la trayectoria poética de Neli. Vicente Aleixandre decía: “no hay un solo poeta que no modifique el mundo”, hago hincapié en esas palabras, pues es lo que hace Neli, modificar, que no completar; transformar, que no esperar nada a cambio. En ese sentido, La encarnada da evidencias de un mundo decadente, ajeno, hostil y hermético, pero no desde el vencimiento sino desde el acto creativo rebelde e inconforme. Y su combate comienza y termina en la inmensidad de su destino, en la única certeza probable: en la ausencia:

esa montaña nívea almohada para mi cabeza dispara su adiós
su adiós en torbellino me descarna

El trayecto se acerca a un promisorio final, jamás definitivo, siempre parcial, en el cual la confesión explica el viaje, lo prefigura, por eso dice:

mi nombre es soledad no angustia

Y la batalla, la ruptura ya no es grandilocuente, sino íntima y tal vez por eso más verdadera; así, el yo poético se atreve a despojarse y despojar, a señalar y señalarse con un dedo no acusador, sino vivo y envuelto en su soledad:

un manoseo indeleble me dice que
nunca estuve
derrumbo esa puerta apolillada me
escapo de mí

Y el escape, que no es huída, nos permite acceder a este poemario, sentirlo y leerlo y releerlo para unir sus fragmentos e inventarnos viajes, otros viajes, en compañía o mejor dicho con la fecunda soledad de La encarnada sosteniendo el farol, guiando la nave.

Juan Secaira
Casa de la Cultura Guayaquil , septiembre 5 del 2009

Nelly Córdova Aguirre (neli córdova neli) "la poeta del abismo": académica, conferencista, crítica literaria, compositora, promotora cultural. En poesía ha publicado: Cinco regresos y un siempre 1980, Estatuas fugitivas 1988; Origen (en español y kichwa) 1993 -2da edición 1995; Abismos en los ojos de eva 1998; Penúltimo laberinto 2007; Lengua profana 2008. Produce y ha publicado literatura infanto-juvenil - Premio nacional (concurso de cuento) edición 40.000 ejemplares por su cuento El fruto del llano azul, otorgado por el Dpto. de Cultura, Ministerio de Bienestar Social-Ecuador 1989.
Ha participado en congresos, encuentros nacionales e internacionales de cultura y poesía (varios países). Representante en Ecuador del Movimiento Cultural Internacional aBrace, sede Montevideo/Brasilia. Presidenta de la Sociedad Ecuatoriana de Escritores (período 2001-2003). Ha ejercido diversas cátedras en algunas universidades. Poemas de su autoría han sido traducidos al inglés, alemán , portugués, kichwa y otros; e integran antologías publicadas dentro y fuera del país.

domingo, septiembre 06, 2009

“LA VOZ HABITADA”: SIETE POETAS ECUATORIANOS FRENTE A UN NUEVO SIGLO


Por CARLOS EDUARDO JARAMILLO


ESTA JOVEN POESIA

El ser que soy ahora se conmueve ante esta joven poesía /ante esta savia nueva del fluir poético que es el de la hermosura y el dolor de la vida/ como si a su pesar como si por un fatalismo kármico los instantes de la felicidad tuvieran que tener su costo/ Quizá en el transitar cotidiano en el fluir de la vida presionado por el tropel de los sucesos eso así no suceda /pero sucede en el mundo real de la poesía que es el de nuestros sueños y deseos / como una autoflagelación por una culpa imaginaria / como si no fuéramos merecedores del permaneciente bullir de la primavera en nuestros corazones / los deseos que se realizaron la felicidad que se vivió o se vive así sea por un azar / el número premiado de la lotería caído sobre el rebaño de los suplicantes/.
Se ha dicho que la poesía quizá no sea más que la fulguración del instante en el vacío / la posesión de la plenitud para desaparecer / Se ha dicho con gana de creer en Dios que para perdurar para no ser olvidados / Será en todo caso en homenaje al don que nos fue dado
/– eh tú abandona el rincón de los castigos cumpliste tu tarea -- eh tú bésame en la boca-- / Lo que vendrá después respecto de nosotros no puede saberse.
Poesía joven de rodillas ágiles / irrespetuosa como es el más auténtico sentir de la juventud / la poesía no tiene niñez pero sí inocencia
siempre la tendrá /aunque el poeta no lo sepa y se precie de sus saberes / si la pierde la poesía desaparecerá como la magia que se sustenta sólo en trucos mágicos cuando éstos se revelan/ los trucos de nuestra psiquis no los revela el espíritu / son nuestro profundo secreto nuestro método /no para simplemente sobrevivir sino para vivir con ventaja / la poesía es un plus que no debemos perder nunca.

INTERMEZZO

No conozco cómo es el mundo de hoy para los ojos de hoy para las incertidumbres del mañana. /Alguien tiene certezas alguien duda desde antes de la duda. /Todos aman. Alguien no quiere amar no sabe cómo. O no como desea / El deseo es un árbol de sorpresas: frutos de palo pájaros de niebla ojos de pedernal / Está lo dicho. Queriendo descubrir velar el alma queriendo revelarla /.
Se van poniendo rojos los metales en el crisol / pero el oro y el hierro están probados. / Buena forja, poetas. /Dejad que el corazón cante su canción.

EL VIAJE Y EL CAMINO

Ha empezado cada uno el viaje y el camino tras el descubrimiento/ cada uno tiene ya la certidumbre de haber dado con las fuentes de su río sagrado / el río de su canto / el río de su voz atravesando la misteriosa comarca de su alma / Ya se verá hasta dónde querramos y podamos adentrarnos en ella / aventurarnos o rodear sus meandros / provistos de qué códigos de señales que nos permitan salir del Laberinto / Ojalá que esquivar el Minotauro / Ojalá el Laberinto no sea abierto / Ojalá que sepamos cuándo estemos en él y cuándo a salvo./
Que el poder no os agobie./

NUEVA ERA DE LA POESIA ECUATORIANA

Creo como el que más en la Nueva Era de la poesía ecuatoriana, no porque colectivamente tenga un nacionalista sello de “ecuatorianidad”, pero sí, dentro de su universalidad y diversidad, un potencial que va manifestándose con seguridad y fuerza, fe blindada, una concentración y densidad que llega a rebasar el ámbito de su propia experiencia. (Todos los poetas algún momento somos médiums del Otro más antiguo que nos habita)
Paladeo con delectación la sustancia y la forma de la poesía que profesan los habitantes de la casa mágica que constituye esta breve y hermosa selección que bajo el título de “LA VOZ HABITADA”, han publicado Editorial Eskeletra y El Ángel EDITOR (2008).
7 poetas nacidos entre los años 1972- 1973: Marialuz ALBUJA, Ana Cecilia BLUM, Julia ERAZO, Carlos GARZON, Xavier OQUENDO, Carmen Inés PERDOMO, Carlos VALLEJO.
7 apóstoles iluminados por las lenguas de fuego de la poesía, luchando alguno todavía por dominar el incendio, atemperándolo otro como una tenue lámpara de alcohol donde las sombras son ingrediente de la luz, alguien poniendo la boca de la llama sobre su propio corazón para que la palabra salga quemante, calcinada, sin edad todavía para la amargura, en la música sólo de la nostalgia o la prefiguración de la nostalgia. (No es posible el vacío para los ojos que todo lo quieren ver).
7 seres angélicos de poderosos remos elevándose por los cielos a punto de desaparecer, precipitándose en rasante vuelo, haciendo malabares en el ámbito de la poesía: turbulento, poderoso, insólito, voluble, sorpresivo, como el viento de la Patagonia que pinta César Aira en “La Costurera y el Viento”: donde por su poder casi todo es posible, incluida la felicidad, bajo cualquier ropaje.



Agosto 25, 2009